Manuel Tizón
Método GIM: imaginación a través de la música. Una propuesta para escuelas de primaria (coautor)
El Método GIM de Helen Bonny (Imaginería Guiada y Música acuñado por (Bonny Method of Guided Imagery and Music) es una metodología propia de musicoterapia creada para explorar y promover estados alterados de conciencia en los adultos. Las evoluciones sucesivas desde los años 70 han logrado convertirlo en una herramienta versátil y útil para otro tipo de usuarios, incluyendo el contexto educativo. En este método se emplean músicas seleccionadas para evocar imágenes y estimular la libre asociación del inconsciente. Esto aumenta la experiencia subjetiva del yo desde una toma de consciencia propia. En este formato, la música estimula la expansión de la intuición, la imaginación y la creatividad, abriendo las puertas a la capacidad de contemplar y recrear imaginativamente el contenido de la psique, favoreciendo la escucha en tranquilidad y la contemplación abierta, muy en línea con el enfoque del mindfulness. Mediante esta propuesta se busca reflexionar en torno a la utilidad de estos recursos en contextos escolares siguiendo la línea de adaptaciones realizadas en EE.UU (Powell, 2007-2008). En las etapas de infantil y primaria hay una creciente apertura por incluir dinámicas de aprendizaje alternativas a los tradicionales modelos distanciados de las emociones y por tanto desvinculados de la motivación y el gusto por aprender. Las evidencias científicas revelan la relación entre los mecanismos de la memoria y las emociones en la adquisición de conocimiento y destrezas (Damasio, 2000). De lo cual se infiere que el desarrollo de la capacidad de identificarlas, aceptarlas y regularlas ayuda en la gestión de lo individual en lo colectivo y viceversa, ofreciendo herramientas esenciales de aprendizaje para la vida. Las escuelas cada vez van apostando más por integrar las habilidades inter e intrapersonales como garantes de todos los aprendizajes, pues la razón precede a la emoción (Mora, 2013). Nuestra reflexión parte de la influencia de la música en los procesos emocionales. Las aportaciones de la neurociencia nos revelan la coincidencia de los canales cerebrales encargados de la gestión de lo sonoro y lo musical junto a las áreas especializadas en el tratamiento de la información emocional en el sistema límbico. La música, como magnífica inductora de sensaciones, es capaz de afectarnos fisiológica, perceptiva y psicológicamente. La música tiene un alto impacto evocador y por tanto nos confronta con la capacidad de sentir, percibir, imaginar, relacionar, nos acerca a la experiencia fenomenológica del yo. Concluiremos así con una propuesta de intervención basada en la escucha musical orientada al desarrollo de la habilidad de sentir y de sentirse para habilitar otras vías de aprendizaje y pensamiento reflexivo, crítico y creativo. Las dinámicas receptivas del método GIM contribuirán al desarrollo sensible de personas conectadas consigo mismas y con los demás y se alinea con esa visión transversal e integradora de todas las dimensiones de la persona, como reto de la escuela del siglo XXI (Goleman, 2019).
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